Hoy,
si no me equivoco, es el día de Santiago, el considerado patrón de
estos reinos desde la Edad Media. Es un buen momento para volver a un
conocido nuestro, Miguel D'Ors, que en su obra Curso Superior de
Ignorancia toca este “tema”. Aunque es un libro de 1987 me
parece plenamente actual (y posiblemente resultaría igual de válido
si sustituimos el término geográfico por cualquier otra
alternativa...)
Y
cuando ya por fin me he decidido
a
apretar el gatillo
y
soltarle a la Patria en pleno rostrum
esa
opinión que llevo entre los dientes,
como
un muelle contraído, desde los reyes godos;
cuando
lo de esta vez ya es demasiado
y
ya me encuentro en el apunten, fue...
llega
de pronto el vino del Ribeiro
o
los esparraguicos de Tudela,
o
llega, qué sé yo, las hayas de Tacheras,
un
olor sevillano,
unas
cuantas montañas, Las Meninas,
palabras
de Cervantes, Machado, Garcilaso,
«un
no sé qué que quedan balbuciendo»,
y
el grito retrocede silenciosamente,
rabo
entre piernas,
y
en el fondo de mí la sangre se avergüenza
de
haberle sido infiel a tanta España...
hasta
que se presenta
la
«canción española» con su olor a sobaco,
Goya
con la familia de cacacarlos IV,
Pamplona
venerando a San Fermín obispo
con
cogorza coral
y
coitos interruptos en todos los idiomas
—veneración
venérea—,
nuestra
invencible selección de fútbol
que
una vez más regresa triunfalmente
zurrada
4 a 0, nuestros retretes públicos
(quizá
nuestro más típico género literario),
nuestros
transportes públicos,
nuestras
mujeres ídem, tan prolíficas,
o
viene miguel d’ors, sin ir más lejos,
mi
alter ego manchego,
y
entonces enrojezco como el Etna, ya basta,
ni
hablar de seguir siendo parte de este sainete,
hasta
aquí hemos llegado, se acabó
(regrese,
por favor, al primer verso)
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