Carlos
Alfaro es un ingeniero y escritor (o al revés) español que borda en
este brevísimo cuento gran parte de lo que se puede decir sobre las
relaciones entre padres e hijos.
Era tu padre. Estaba
igual, más joven incluso que antes de su muerte, y te miraba
sonriente, parado al otro lado de la calle, con ese gesto que solía
poner cuando eras niño y te iba a recoger a la salida del colegio
cada tarde. Lógicamente, te quedaste perplejo, incapaz de entender
qué sucedía, y no reparaste ni en que el disco se ponía rojo de
repente ni en que derrapaba en la curva un autobús y se iba contra
ti incontrolado. Fue tremendo. Ya en el suelo, inmóvil y medio
atragantado de sangre, volviste de nuevo tus ojos hacia él y
comprendiste. Era, siempre lo había sido, un buen padre, y te alegró
ver que había venido una vez más a recogerte.
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